viernes, 29 de enero de 2010

Silencio y soledad

El mundo agitado y sobre excitado nos aleja de nuestro centro, nos entretenemos fácilmente con música, televisión, libros, amigos.  Pocos son nuestros momentos de silencio y soledad, tanto así que hasta hemos tergiversado su sentido.

El silencio es un estado que trasciende la palabra, antes y después de la palabra está el silencio.  Cuando estamos en silencio podemos escuchar los sonidos sutiles, la expresión de la naturaleza, nuestra respiración, el viento, el latir del corazón.  La práctica del silencio es una forma de meditación, conforme nos acostumbramos al silencio de la palabra aparece el ruido de la mente, nos hacemos conscientes de los pensamientos desbocados que nos abarrotan.  Es así, al darnos cuenta del ruido de la mente, que el silencio de los pensamientos se abre paso.

La soledad también es un mundo de posibilidades, soledad es distinto de aislamiento, la soledad es una realidad, es la expresión de tu libertad, es ser un todo, sin necesidad que otro te complete.  El que sabe estar solo puede disfrutar la compañía sin necesitar del otro para evadir su aislamiento.

El silencio y la soledad, para muchos sinónimo de apatía o depresión, son en realidad la puerta de entrada a la plenitud.  La práctica básica de la meditación, el instinto de liberación expresándose.  Cuando estamos confundidos, tristes, desesperanzados, buscamos evadir, encendemos el televisor, leemos un libro, vamos con amigos, huimos.  El silencio y la soledad son nuestros aliados, no son fantasmas, son luz, debemos aprender a escuchar el silencio y a sentir la compañía de nosotros mismos en la soledad, la plenitud de estar solos, libres y completos. 

Bendiciones

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